MANCHESTER BY THE SEA (2016)

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Manchester by the sea (2016) es una de esas películas que yo disfruto por las mismas razones por las que otros la aborrecerían: un drama salido de los recónditos más oscuros y callados del corazón humano, con un retrato pausado de la vida cotidiana y con una resolución alejada de artificios narrativos.

Esta historia es el retrato de un hombre que tiene que asumir la tragedia, una que se va develando poco a poco a lo largo de la película, como al ir descubriendo una matryoshka. Lee Chandler (Casey Affleck), un hierático conserje que trabaja en los suburbios de Boston, debe regresar a Manchester, Massachusetts, luego de que su hermano mayor Joe (Kyle Chandler) muere a causa de una enfermedad cardíaca, dejando solo a su único hijo, Patrick (Lucas Hedges). El regreso de Lee a su antigua ciudad está marcado por los comentarios y miradas cautelosas de los habitantes de Manchester, que nos dejan entrever un pasado que desconocemos, y por el desconcertante encuentro con el crispado mundo adolescente de su sobrino.

Sin duda alguna, el peso completo de esta película está en Affleck, quien realiza un papel impactante. No siempre es fácil retratar con veracidad (y sobre todo con corazón) el dolor contenido y el desconsuelo de la tragedia. La expresión cuidadosa pero natural que le imprime a Lee hace la experiencia de conocerlo un amargo placer: la mirada taciturna que nos habla de un mar de sufrimiento soterrado, la escacez de sus palabras como la elocuencia de su duelo y  la conducta antisocial que poco a poco justificamos reclaman de nuestra parte una merecida admiración. Sólo los grandes actores logran «hablarnos» sin decir muchas palabras. Así sucede con Affleck, cuya actuación es una representación perfecta de cómo la vida de un ser humano puede terminar siendo fría, igual o más que la de un invierno. Hay que decir que los principales compañeros de escena del protagonista, Hedges y Michelle Williams (también nominados al Óscar este año), logran darle aún más «carne» a Lee. Eso sí, es una lástima que, en contra de lo que podría esperarse viendo el cartel promocional, Williams aparezca tan poco en la película, tanto que uno (al menos me pasó a mí) se queda con ganas de verla desplegarse tanto como ya estamos acostumbrados.

Manchester by the sea es una obra dirigida y escrita por Keneth Lonergan, quien ha sido libretista antes que director, a pesar de tener en su lista dos largometrajes (que ahora tengo la tarea pendiente de ver). Entre sus méritos está enmarcar la situación límite de Lee en el ritmo propio de la vida diaria, en un lenguaje narrativo sencillo que de alguna manera me ha recordado a Boyhood. En algunos momentos esta cotidianidad hecha de actos simples, casi irrelevantes, irrumpe a manera de comedia (v.g. la camilla de la ambulancia que no pueden subir, las llamadas telefónicas entrecortadas, las conversaciones incomprensibles en el bullicio de una «fiesta»…). Por otra parte, los flashback que entrelazan el relato nos permiten contrastar las persistencias y las variables en la vida y el carácter del protagonista, poniendo en evidencia la complejidad del personaje y las piezas del rompecabezas que tenemos que armar.

Recomiendo esta película, sencilla, conmovedora, sin muchas pretensiones, mas profundamente humana. Nada más propio de nosotros que existir huyendo de la sombra de muerte que irremediablemente nos obliga a buscar la vida.

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