
Gloria Numeria
Disfruté mucho esta película. Ciro Guerra siempre me asombra: logra crear historias íntimas en escenarios tan diversos, que se convierte en un defensor de la naturaleza humana. Me gustaron los paisajes, los diálogos que hacen chocar culturas, los sonidos y las imágenes salvajes de animales y de hombres. También disfruté mucho toda la revisión mítica y espiritual que hace del ser humano (del indígena y del europeo): parece que todas las entidades espirituales que la película evoca repiten la misma línea al público: ‘vuelve un hombre entero’, haz tu propio trance pero procura ganar integridad. En suma, es una película en donde el viaje por el río es también el viaje por uno mismo y por lo que uno cree que es el otro.
javiperezosorio
Ya hace varias semanas vi El abrazo de la serpiente (2015), después de esperarla durante varios meses, pues su tema me pareció atractivo desde el comienzo, aunado al misterio que me genera una película en blanco y negro. Hasta donde tengo entendido, se ha generado una polémica en torno a la película. Con plena consciencia he querido abstenerme de leer comentarios sobre ella, no sólo antes de verla, sino también después, para quedarme con mis propias impresiones. La comparto con brevedad y sencillez, luego de haber intentado procesarlas lo mejor posible.
No he visto ninguna de las películas anteriores de Ciro Guerra (La sombra del caminante, 2004, y Los viajes del viento, 2009), así que no tengo muchos elementos para comparar El abrazo de la serpiente con sus películas anteriores. No obstante, puedo reconocer en este director una increíble capacidad para contar una historia, especialmente una que sucede con unos personajes que se encuentran en camino, uno que termina siendo no sólo geográfico, sino también interior. La historia (de ficción, por si alguien aún cree lo contrario), se centra en la relación de Karamakate, un hombre perteneciente a una tribu aparentemente extinta, con dos exploradores extranjeros que aparecen en su vida distanciados por cuatro décadas. Lo que más me ha llamado la atención es la pregunta de fondo sobre la manera como se encuentran las diversas maneras de ver el mundo y cómo resulta imposible validar una sobre la otra, ensalzar o condenar alguna de ellas. Creo que la oportunidad de reconocer con libertad (con una cierta mirada, la que se maravilla y se sorprende) permite reconocer la imposibilidad de encerrarse en las propias verdaderas, la necesidad de abrirse a las de los otros y el gozo de descubrir aquel vínculo que nos une a todos: la búsqueda de un sentido para nuestra existencia.