Hace un buen tiempo no quedaba tan impactado luego de ver una película. Con esa sensación que tiene mucho de inefable, pero que podría definir como un estado de maravilla frente a la vida, al arte, al ser humano. Ese tipo de experiencia con algunas películas es, precisamente, el motor principal de Siete y Medio, y de mi amor irrenunciable hacia el cine. Gravity (2013) es impactante no sólo porque tal vez sea la experiencia más cercana que muchos de nosotros tendremos de ir al espacio, sino por su impresionante técnica y su acertada historia. Sólo saber que era una obra de Alfonso Cuarón permitía desde el principio tener unas altas expectativas, que a mi modo de ver no han sido defraudadas.
El trabajo de Cuarón siempre ha sido profundamente admirado por mí, desde cuando lo vi por primera vez en Y tu mamá también (2001, trailer), a la cual me acerqué desprevenidamente y me dejó con las «tripas» revueltas (no asustado, sino conmovido), hasta cuando me senté con devoción a ver una increíble película como Children of Men (2006, trailer). (Nota: nunca vi su participación en la saga de Harry Potter, porque no he visto ninguna de las ocho películas que hicieron de estos libros). El éxito de su trabajo, a mi manera de ver, es saber poner a funcionar con mucha maestría la genialidad visual, como se nota en la impecable fotografía y su sello característico de rodar largas secuencias de una sola toma (a propósito de esto, dos recomendaciones: su corto en Paris, Je t’aime y esta increíble escena de Children of Men), y las historias profundamente humanas.
Ahora bien, Gravity tiene un elemento que le ayuda mucho: un gran presupuesto. Sin duda alguna, una película independiente no tendría la posibilidad de mostrar tal avance técnico como vemos en esta. Sin embargo, Cuarón no ha dejado comprometer su propio estilo a pesar de haber sido financiado por una de las más grandes productoras de Hollywood. Mucho tiempo después de que recibió la financiación mostró unos primeros resultados de su trabajo, pues estuvo haciendo esta película durante casi cinco años. Es el tiempo que le ha tomado desarrollar los avances tecnológicos que hicieran posible su idea de la película, como es el caso del efecto de gravedad cero, que se filmó con una técnica desarrollada por el director y su equipo para esta película en particular. Además de esto, ha hecho un increíble esfuerzo por mostrar con la mayor veracidad posible la configuración de las naves u objetos que aparecen en la película: el Trasbordador, el Hubble, la Estación Espacial Internacional, la estación china Tiangong, entre otros. Aunque algunos científicos se han manifestado en orden a algunas incoherencias que aparecen en los controles de éstas, Cuarón ha hecho un trabajo admirable al recrear casi de manera exacta su configuración interna y externa. Como lo dijo en alguna entrevista, haber renunciado a hacer una película sobre el espacio en términos de ciencia ficción, como a las que estamos acostumbrados, fue una opción por mostrar tanto las condiciones reales de la vida en el espacio tal y como son posibles hoy, como la tecnología que se ha desarrollado para esto hasta nuestros días. Y lo ha logrado con creces. Gravity es, a nivel técnico, una de las mejores películas de toda la historia. Cabe destacar aquí el trabajo que Cuarón realiza en colaboración con su Director de Fotografía de antaño, el cinematógrafo Emmanuel Lubezki, con quien ha sabido integrar la animación digital y la tradicional tecnología análoga, sin perder su fascinación por las secuencias continuas.
No obstante, Gravity no sólo es un monumento a la tecnología, sino que también hace el esfuerzo por contar una historia. Si bien muchos críticos han dicho que es su punto más débil, creo que asumir que Cuarón hace una película sin poner su mirada en la historia es desconocer su trabajo. A pesar de ser una película donde hay, básicamente, dos actores durante los 90 minutos de su duración, la conexión que despierta en quien la ve no sólo está relacionada con las impactantes imágenes, sino con el trabajo de los actores. La historia, escrita por Cuarón y su hijo adolescente (¡increíble!), comienza mostrándonos al veterano astronauta Matt Kowalski (George Clooney), líder de una misión espacial que busca reparar el telescopio Hubble, acompañando a la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock), encargada de la reparación. Una situación de crisis aparece cuando una lluvia de basura espacial amenaza la vida de ellos y del resto del equipo. A partir de este momento comienza la lucha por sobrevivir. En cuestión de pocos minutos, comenzamos a conocer más a fondo la vida de estos dos personajes principales, especialmente de quien Bullock representa. Es ahí cuando empieza, a mi manera de ver, la gran metáfora de esta historia. Esta mujer, científica, comienza a dejar ver su propia historia de dolor, a mostrar con claridad que, a pesar de la evidencia física, no existe una fuerza gravitatoria que le haga desear volver a la Tierra, que le infunda deseos de vivir. En una vida sin mucho sentido, encerrada en su propia burbuja, como en esas pequeñas cápsulas en las que se mantiene mientras lucha por vivir en el espacio, vive aislada y en silencio. Sólo cuando en su silencio irrumpe su propia voz, que le permite descubrir que a pesar de que la Tierra es el lugar donde ha vivido la tristeza y el dolor, es allí donde la vida es realmente posible y donde quiere poner nuevamente sus pies. Es cuando encuentra la gravedad que ordena su propia existencia. De allí surge la determinación que le hará luchar por su propia vida en el ambiente más inhóspito en el que un ser humano puede estar. Resalto que Sandra Bullock hace un papel notable, que no sólo nos hace sentir dentro de su traje espacial, sino dentro de su piel.
Agradezco que una película como estas exista, por la posibilidad de sentir tan cerca la vida en el espacio. A pesar de que la película muestra, de alguna manera, lo terrible de esa lucha humana por salir de esta esfera azul en la que estamos, sigo fantaseando con algún día salir al espacio, sigo maravillándome sólo con pensar en la inmensidad del universo y en lo hermoso que es darle sentido a la pequeñez que somos en medio de él.
Déjese atraer por esta película y no dejen de preguntarse cuál es esa fuerza de gravedad que les hace querer vivir.
Un comentario Agrega el tuyo