En Siete y Medio nos gusta mucho escuchar diversas voces. Una vez más nos hemos reunido tres personas para compartir de manera sencilla las impresiones sobre una de las películas más sonadas del último año: Les Misérables (2012). No es la primera vez que tenemos la oportunidad de ver en la pantalla una adaptación de la genial obra de Víctor Hugo, así que nos acercamos a una obra que inmediatamente tendemos a comparar. Sin embargo, este acercamiento musical a Les Misérables, realizado por Tom Hooper, le abre a los hombres y mujeres de nuestro tiempo ese mundo que Víctor Hugo nos quiso tan fielmente presentar. Los dejamos, entonces, con tres opiniones sobre la película.
@rafaelmendezro
«La dicha suprema de la vida es la convicción de que somos amados, amados por nosotros mismos; mejor dicho amados a pesar de nosotros.» (Víctor Hugo)
El ejercicio divulgativo en este club consiste principalmente en hacer cercana, a través de nuestra propia lectura, la experiencia del reconocerse en el cine. Por lo menos así lo percibo y felizmente así lo aplaudo. Y como de agradecer no me canso, amigos míos, les agradezco por permitir ese encuentro. Se nos ocurrió de nuevo enlazar tres cortas impresiones (la de Javi, la de Isa y la mía) de la reciente producción basada en la riquísima obra de Víctor Hugo, Les Misérables. Me gusta la idea de ese macramé de impresiones. Antes que nada recordar que llevar a la pantalla la obra maestra de este querido francés debe ser, si no difícil, casi imposible. Y es que no exagero en mi apreciación, Les Misérables es posiblemente una de las mejores novelas del siglo XIX. Su argumento, desde mi punto de vista, no es más que una fuerte crítica al sistema económico francés de entonces y a su efecto nocivo en el pueblo, manifestado en el cotidiano del menos favorecido (espero que Isa nos regale algo de su conocimiento, al respecto). Lo que despertó en mí el trabajo de Tom Hooper encaja perfectamente con el mensaje del libro de Henri J.M. Nouwen que acabo de terminar. Yo me quedé con la reflexión sobre el pobre, pero no el pobre entendido como carente de recursos, sino el propio ser humano que no se reconoce como amado y que cae en su propia y peligrosísima trampa, el autodesprecio. Resulta, entonces, siendo una invitación a reconocer al amor desinteresado y sincero como motor de esta máquina que es nuestra Vida. Motor que se evidencia en los finísimos papeles de los personajes principales. Finalmente, y no por menos importante, reconocer la intensidad del sentimiento que transmite Hathaway, increíble lo que logra esa mujer, eterna admiración por sus talentos.
Isa
Debo confesar que con cierto recelo, pero muy expectante me acerqué a las salas de Brodway. Mi debilidad son los musicales y mi recelo tuvo que ver tal vez con que esta obra de Hooper, sea un musical. Sin embargo, se complejiza un poco al ser un musical de una obra francesa hecha por norteamericanos. La obra de Víctor Hugo bajo esa perspectiva de novela y revolución hecha musical, no debía ser fácil. Además, supongo, estoy viciada de versiones anteriores, una re versificación de esa larga y encantadora trilogía del año 2000 realizada por Josee Dayán que además, después de ver esta producción, no deja de ser mi favorita. ¿Quién puede superar esa actuación de Gérard Depardieu, el buen Jean Valjean? Y Javert… ¿quién puede actuar esa confrontación moral, ese debate ético, esa representación de la Ley, mejor que el rostro y talento de Malkovich?
El musical, me disculparán, me pareció un poco plano. Lo digo porque el motivo sobre el que se mueve el tema armónico de toda la obra y que se repite a lo largo de la película, se tornaba un poco monótono en las voces de los actores, pero no por eso dejaba de ser conmovedor, y eso debo admirarlo. Yo, que lloro viendo crecer una flor, no pude evitar la emoción con la actuación de Hathaway. Fue lo que más me gustó de la película, me emocionó, realmente me conmovió y creo que le ha hecho mucha justicia al personaje de Fantine de muchas versiones que sobre la obra de Víctor Hugo se han realizado. La obra musical de Claude Michel Schonberg, de donde adquiere todos los motivos de la obra presentada en 1982 en Francia, el gran musical con el cual también compite la película, se presenta esta vez muy a la norteamericana, hace una especie de boceto, abandonando un poco el panorama histórico a la suerte del conocimiento del espectador sobre un siglo de lucha en contra de la monarquía francesa. La muerte de Maximilien Lamarque y la insurrección de junio de 1832 en París son esbozados como datos curiosos para ubicarnos en el contexto, y se describe muy bien la situación de miseria, peste y cólera, el sufrimiento y el dolor, pero no logra darnos un panorama histórico. Hay que comprender que cinco volúmenes (yo he conocido una edición de tres volúmenes) de obra literaria, con un planteamiento político tan complejo como la obra de Victor Hugo, de tres generaciones de padecimiento y revoluciones, de insurrección, inconformismo y pobreza, no es fácil condensar en 158 minutos. Lo hace muy bien Hathaway (es la mejor Fantine que he visto) y creo que ha rescatado la producción. Aprovecho este ejercicio de escritura para animar a la lectura de la novela. Creo que la versión no le hace justicia a la creación literaria, rescato imágenes y pasajes de la producción muy buenos y conmovedores.
@javierescolapio
Desde el año anterior se despertó en mí una profunda expectativa respecto al lanzamiento de Les Misérables y debo confesar que, aunque no he visto las versiones anteriores y no he leído la obra de Victor Hugo (es una tarea pendiente que espero emprender a mediano plazo), tenía una cierta emoción de ver cómo sería una producción de Hollywood sobre uno de los períodos históricos que más me llaman la atención. A pesar de haber leído algunas críticas negativas sobre ella, especialmente el exceso de primeros planos y la terrible voz de Russell Crowe, me animé a ir a verla en cine (¡no quería verla en el computador!) acompañado de dos amigos (quienes valga decir casi no logran ponerse de acuerdo para decidir cuándo podíamos ir). Así, me enfrenté a una película sin cargar con muchas comprensiones previas sobre ella, acompañado únicamente de mi expectante curiosidad y de mi amor por los musicales. Y la sorpresa ha sido bella. Varias cosas me han llamado la atención.
En primer lugar, creo que los personajes tiene vida, se puede sentir, llegan al interior. El ejemplo claro de esto es Fontine, interpretada increíblemente por Anne Hathaway (¡impresionante la escena de I Dreamed a Dream!), pero también Jean Valjean (Hugh Jackman). Su historia es realmente impactante para mí, especialmente todas las reflexiones morales que hace sobre sus decisiones, en las que al final siempre termina anteponiendo el bien de los otros, no sólo de quienes ama, por encima de su propio bien. Jean Valjean, el hombre bondaso por excelencia, el hombre «santo» como se dice al final, me ha tocado mucho el corazón. Lo segundo que me llama la atención es la música en sí misma y su poder. Creo que el valor agregado de los musicales es la capacidad expresiva que tiene la música, no sólo la instrumentalización, sino sobre todo las letras y las interpretaciones. ¡Hay frases de estas canciones que me han hecho estallar en llanto inmediatamente! Aunque se ha criticado mucho la voz de algunos de los actores, creo que en general lo hacen bien y, en algunos casos, increíblemente bien, como Eddie Redmayne (Marius), Samantha Barks (Eponine) y Amanda Seyfried (Cosette). Y, finalmente, me ha llamado la atención el asunto de la justicia que está detrás de toda esta situación de revolución. No me inquieta por el hecho de ser un dato histórico pretérito, sino por su actualidad. A mí me remueve mucho ver la situación de injusticia y por dentro me hace querer hacer algo (eso intento con mi opción de vida), y creo que a pesar de que esta película es una hija bien reconocida de Hollywood, da la oportunidad de pensar por un momento en que nuestro mundo desequilibrado y agobiado por la injusticia necesita un cambio. Y aunque sea difícil, hay que intentarlo.