THE TREE OF LIFE (2011)

Si bien Siete y Medio es, desde su origen, un proyecto compartido (que con sencillez trato de liderar), no habíamos tenido antes una entrada compartida por varios autores. The Tree of Life (2011),  el particular proyecto de Terrence Malick, es una película que suscita diversas reaccciones. Cuando fue proyectada por primera vez en 2011 en Cannes, donde ganó la Palma de Oro, las mismas razones esgrimidas para otorgarle el premio (la riqueza visual, los saltos en el tiempo y ese ambiente misterioso que genera), fueron las mismas que usaban quienes la criticaban. Por esto mismo, qué buena oportunidad escuchar diferentes voces sobre esta misma película. Espero que disfruten los comentarios, todos ellos de un párrafo, y si no han han visto The Tree of Life, busquen bien pronto la manera de hacerlo.

@Isa

¡Tengo en frente un pantallazo de eternidad! Fue lo que pensé mientras miraba ese enorme tronco de imágenes que es El árbol de la vida. Porque la imagen que tengo en mi cabeza para definir la sobrepoblación de emociones es quizá un ir y venir de fractales, la conexión del todo y la partícula, el más allá, el aquí y el ahora. Alguien me dijo que todas estas imágenes parecieran ser el comercial de seguros más largo de la historia, pero a ese alguien le comenté: «Basta sentarse totalmente desprevenido de toda sensación cotidiana que te impida ver la maravilla del universo visual de este proyecto».  A veces, pensé, es necesario observar el mundo como una pequeña hormiga, para enterarnos de que en realidad somos las estrellas más jóvenes, que dejarán de irradiar un día su luz en el mundo para ser eternas en el espacio infinito. Basta un relato atravesado por un drama, para contar la historia del mundo y para enseñar que todo lo que posee esta nave azul que es el planeta tierra, es un constante espectáculo de luz y de sombra, de vida y de muerte viajando en el vacío misterioso de la noche.

¿Después? Amé a mi familia mucho más, amé a mis amigos, y quise vivir más…

@rafaelmendezro

Si bien algunas de las películas de las que he hablado en el pasado las he referido como de amores y desamores, yo creo, especialmente, que con “The tree of lofe” este calificativo tiene total sentido. Y ello responde, particularmente, a que no es una producción dirigida, diría yo, para todo el mundo. Tiene que tocar unas fibras muy especiales que no para todo el mundo son fundamentales. Mi lectura personal de esta joya preciosa radica en una pregunta, la pregunta sobre cuál es nuestro lugar en el mundo, esa gran locura subjetiva que estimula y mueve todo bien dentro. Es la explicitación del caos que es la Vida misma, el universo, el yo y el tú al tiempo. Es el viaje de lo micro a lo macro, o de lo macro a lo micro, el viaje cósmico a lo esencial que hay en el Ser Humano. Y todo ello apoyado desde un maravilloso remolino de imágenes, sonidos, colores, yuxtaposiciones, el quebranto de la temporalidad (la poesía del tiempo), sugerencias, amores y, claro está, pérdidas. Finalmente, y por especial gusto personal, hacer un especial reconocimiento a la fotografía tan elemental, pero tan fresca y atractiva. Ya ven, yo terminé fascinado con esta obra de arte que -a mi modo de ver- merece todos los premios que ya ha ganado, y hasta más.

@javierescolapio

Frente a la mirada atónita y desconcertada (quizá aburrida) de quienes estaban sentados a mi lado mientras veía The Tree of Life, lo que a mí pasó por dentro mientras la veía fue una convulsa mezcla de sensaciones: emoción, nostalgia, tristeza, alegría, esperanza… Esta película, me parece a mí, es una oda a la vida, a ella tal cual es, con sus ires y venires, con ese cariz que no aprehendemos pero que sentimos: la continua lucha por encontrarle sentido a lo que de antemano no lo tiene. Siento que la protagonista de esta película es la vida, esa que al comienzo y al final está representada como una llama de fuego que enciende todo lo demás, esa que se muestra no sólo en los inmensos movimientos (cuyas dimensiones no caben en nuestro cerebro) de los cuerpos celestes («Heaven, heaven’s bodies/Whirl around me/Dance eternal» diría mi querida Björk), en las nebulosas que se agitan aunque nuestros ojos no puedan verlo, sino también en nuestro interior, en las células que mueren y nacen día a día, y en los sentimientos que nunca nos dejan olvidar que aún vivimos. La vida, la bella vida que con magia y misterio aquí se nos revelan. Y, cómo no, al ladito de esta protagonista, está esa otra realidad que nos hace tan humanos: la memoria. En The Tree of Life nos encontramos con los recuerdos como, creo yo, realmente suceden: a veces fragmentados, con desenfoques, a veces fijados inexplicablemente en ciertos nudos de la historia, tantas veces sin ese orden cronológico que  queremos darle, y revueltos con un poco de sueños o fantasías que guardamos.  Y, para terminar, simplemente confirmo que cuando el cine toca la vida, pues lo hace hasta lo profundo. Mis propios recuerdos, mi familia, los juegos y peleas con mi hermano y mis primos, las pilatunas echas con mis amigos, los dolores acallados con el tiempo por los conflictos del pasado, todo ello emergiendo en el interior, como el grito que estoy vivo y que, con sencillez, a través de unas lágrimas se ve. Lo bello de este «árbol» es que le ayuda a uno a tocar su propia raíz. Al final, termino con las palabras de la señora O’Brien (Jessica Chastain): «The only way to be happy is to love. Unless you love, your life will flash by».

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