One Day es un corto simplísimo. Se trata de un hombre solitario que vive en una casa «fantástica» que se desplaza cada día al caer la tarde. Nos encontramos a este hombre triste, con una pared atiborrada de fotografías que le recuerdan los hermosos paisajes donde su casa lo ha llevado y con un diario donde dibuja con esmerado juicio sus destinos, pero donde también escribe la fatal sentencia: rian à faire (nada que hacer). A pesar de ir de un lado al otro de este mundo, no tiene nada que hacer (y que ser). Lo que para mucho podría ser el anhelado sueño de ser el viajero errante, para él se convierte en la maldición de carecer de raíces. Uno de esos días en que su casa le ha llevado a un lugar donde puede ver a otros, se encuentra con alguien que le cambia el rumbo.

Este corto realizado por estudiantes (Joël Corcia, Bung NGuyen, Thomas Reteuna, Laurent Rossi y Bernard Som) de la escuela francesa Gobelins, tiene una virtud: nos conecta en tan sólo cuatro minutos con la historia de este hombre. Sencilla historia, bella animación, imágenes elocuentes.