Creo que todos recordamos bien aquella escena de American Beauty (1999) en la que Ricky le muestra anonadado a su nueva amiga el video de una bolsa plástica que flota con el viento, donde él encuentra una belleza inconmensurable. Pues bien, Plastic Bag (2010), el corto de Ramin Bahrani, podría ser una continuación ampliada y profundizada de este video. Se trata de un trabajo con transfondo ecológico, cosa que podría molestarle a muchos y hacerlos evitar verlo con cuidado. Sin embargo, estamos frente a un trabajo con un guión bien armado y una cinematografía propia de un fotógrafo que sabe poner bien la mirada.
La historia es sencilla: una bolsa plástica, que encontramos en la playa haciéndose preguntas existenciales, desea llegar al «Vórtice del Océano Pacífico» (esa isla de basura del tamaño de un pequeño continente que deambula por el mar… ¡eso no es ficción!), donde encontrará por fin la tranquilidad junto a los de su clase, luego de una larga e infructuosa búsqueda de su creadora. El corto nos muestra su historia con aquella mujer que la llevó a casa y también la búsqueda del «Vórtice». En su viaje podemos ver su encuentro con un mundo desolado, un mundo común para nosotros, pero para la bolsa desconocido. Se nos abre con novedad la misma realidad.
La voz de la bolsa de plástico es del director, escritor y actor alemán Werner Herzog, quien le da un tono particular al corto, pues su inglés pausado (de extranjero) hace más denso el monólogo existencial de la bolsa, quien claramente está en un mundo que no les propio. Aunque parezca absurdo, quien observa este trabajo no puede dejar de sentir. Así es el cine, así es el arte, que se sirve de una bolsa flotando para decir tanto.
Este corto es fruto del proyecto Futurestates, que ha invitado a diferentes realizadores para que se piensen los posibles mundos futuros que nos esperan y lo expresen a través de video. Sin duda alguna, la historia de esta bolsa de plástico no sólo es una narración interesante y sentida, sino que nos permite ver con cuidado lo que estamos haciendo con nuestro mundo. Al final, como nos confiesa con tristeza la protagonista, «I wish you had created me so that I could die».
Aquí está el corto. Véanlo. Disfrútenlo. Coméntenlo.
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